jueves, 23 de septiembre de 2010

sin punto, ni final

Una hija mira con soberbia a su madre, un hijo cuida con nobleza a su madre, un esposo ama a otra mujer que no es su esposa, una hija cree que nadie ve, que hace subir a su enamorado a su habitación, un hijo cree que Dios es cosa de los que no tienen nada en la vida, un hombre mira a su ex-esposa morir día tras día, un hijo cuida de su madre como al Cristo mismo en quién no cree, una hija juega a las esondidas con su enamorado mientras su madre agoniza en una Clínica que finalmente descubre su careta de obtener con ella más dinero, un médico que juró cuidar la vida no quiere dar la cara a quién ha sentenciado a unos días más de vida, una amiga del colegio que aboga por un sacerdote mientras un hijo busca incansablemente oxígeno, una hija que juega a ser mujer sin darse cuenta que es ella el juguete, un abuelo con un bastón intenta cuidar una casa mientras observa a quién piensa que es invisible, una oración es elevada por un sacerdote, un sacramento manifiesta que Dios ahi está sin que nadie lo perciba más que el hombre de Dios y la que ha sido no admitida al Cielo por tres veces, cuenta ella, esta vez habia sentenciado el doctor, sin mostrar su rostro, que sería recibida donde sea, allá, una habitación sóla con alguién que no puede dormir o es que vela a que la muerte la encuentre despierta mientras tanto lucha cada vez por un poco más de oxigeno llenando de tanto en tanto sus deteriorados pulmones, dos enfermeras de vez en cuando salen y entran de la habitación, cambian e inyectan de vez en cuando, cierran y abren de vez en cuando la habitación, la hija sigue pensando que la realidad no existe mientras el hijo sigue buscando oxigeno para su madre que no se resigna a ser encontrada sóla en la habiatación de una Clínica sino más bien en su casa con los suyos que son pocos, en su casa con olor a mar al pie de la Virgen del Carmen, él ya no vendrá nunca más, se quedará con su nueva mujer, en su casa con su nueva familia pensando que fue lo mejor y quedandose sin respuesta a la vez, si hay algo mejor que todo esto, intentará escribir en el techo, el de la bata blanca sentenció sólo cinco días, ella pide cincuenta días más, sabe que esta aferrada con gran fe a Jesucristo, tiene fe, y con ella se quedará para hablar a su hijo que no entiende a Dios y no quiere saber más de Él, con ella se quedará para saludar a su hija aunque no encuentre respuesta, para desearles buenas cosas y para repartirles bendiciones