Iniciamos un tiempo especial como cristianos, el tiempo lo denominamos Cuaresma. Un tiempo privilegiado de entrar en nosotros mismos y saber lo que nos hemos alejado de la casa del Padre; que hemos actuado mal, como el hijo pródigo, pero que podemos demotrarnos a nosotros mismos que somos capaces, y por la gracia de Dios, de recapacitar y volver a sus brazos, a esos brazos abiertos de Padre Bueno y Misericordioso que espera de nosotros.
El Papa Benedicto XVI nos habla y nos dice: "Me parece que el tiempo de la Cuaresma podría también ser un tiempo de ayuno de palabras e imágenes, porque necesitamos un poco de silencio", dijo el Papa Benedicto XVI a los sacerdotes y el clero de la diócesis de Roma.
En su tradicional encuentro al inicio de la Cuaresma, el Pontífice precisó que "necesitamos un espacio sin el bombardeo permanente de imágenes, de crear espacios de silencio sin imágenes para reabrir nuestro corazón a la imagen verdadera y la Palabra verdadera"(...)
Es fundamental, explicó Benedicto XVI, "que los sacerdotes sepan testimoniar que podemos verdaderamente conocer a Dios, que podemos ser amigos y caminar juntos con Él".
Con respecto al tema de la evangelización, el Papa expresó que el "diálogo quiere decir respeto por el otro. Pero esta dimensión del diálogo, necesaria, no excluye el anuncio del Evangelio, donde la verdad que no podemos tener por nosotros mismos, debemos ofrecérsela a los otros. La misión no es imposición, sino ofrecer el don de Dios dejando su bondad que nos ilumine, lo que se convierte en un deber". (www.aciprensa.com)
Caminemos juntos hacia el pecho y los brazos del Padre Dios que nos espera con un verdadero corazón renovado, con un corazón reconciliado.
¡Levantémonos y volvamos!
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